jueves, 27 de noviembre de 2008

TODAVÍA CANTAMOS, TODAVÍA PEDIMOS...


Nunca mejor que en esta oportunidad, el utilizar una frase de Victor Heredia para referirnos a los acontecimientos que ayer nos tocaron vivir a quienes participamos del festival “El normal sigue de pié”.

TODAVÍA CANTAMOS…y como cantamos, Victor Heredia en una muestra más de su compromiso social, no nos regaló algunos minutos de su poesía, fueron horas, y con una fuerza impresionante. Imposible no engancharse con esa polenta que se transmitía desde el escenario.
Pero todo había comenzado varias horas antes, digamos que cuando todavía el sol derretía las baldosas del patio y ni que hablar de aquellos que aportaban su trabajo en el armado de lo que será un día, otro más, que marcará la historia reciente del normal.

Con el escenario armado y los primeros valientes que se le atrevieron al hirviente patio, comenzaron las pruebas de sonido, y ahí nos quedó claro cual sería la dimensión del acontecimiento, las paredes comenzaron a moverse bajo la potencia de los enormes equipos de sonido. Una infidencia…me dijo uno de los chicos que participaron como banda soporte –bajé llorando del escenario, no se si en mi vida voy a volver a disponer de un sonido como este.
Los chicos aportaron lo suyo, muy bueno por cierto, y le fueron poniendo color, no calor, de eso se encargaban otros, a la tarde.

Mientras tanto, los sacrificados parrilleros, héroes o mártires del festival, se le atrevían al fuego sin más defensas que sus ganas de colaborar, los alumnos ponían sillas, vendían rifas y armaban un vallado en torno al escenario, los adultos organizaban el buffet, decoraban el escenario y repasaban en sus mentes los últimos detalles para que nada quedara librado al azar, y todos, absolutamente todos, comenzábamos a asombrarnos con la cantidad de gente que iba llegando, padres, alumnos, ex alumnos, amigos, familiares, docentes, y todos aquellos que de una u otra manera fueron o son parte del normal.

Todo un tema el de la cantidad de asistentes, los inconformes de siempre hablan de "algo menos de 1000 asistentes", los cautos dicen "serían unos 1500", los optimistas ubican el número en "algo menos de 2000" y los triunfalistas, con el síndrome del pescador a cuestas exageran "mínimo 2000, 2500". Nos olvidamos de preguntarles a los policías que estaban en la puerta, los cuales habrían calculado la cifra en 223 masculinos, 125 femeninos y varios menores de edad de aspecto sospechoso. Pero para zanjar diferencias diremos que pocas veces vimos el patio tan lleno de gente, y lo que es mucho mejor...de gente feliz y disfrutando del momento.

Resultaba emocionante ver a los ex alumnos de distintas promociones, desde los veteranos a los más nuevitos, con esas sensaciones encontradas por ver el gimnasio todavía ennegrecido por el incendio y la felicidad del reencuentro con otros ex, con "sus" docentes y con ese viejo edificio que supo cobijarlos en una etapa tan añorada de su vida. Algunos, “delirantes totales” pedían que se repita todos los meses, otros aportaban ideas o intentaban que les resumieran estos larguíiiiiiisimos dos últimos años. Pero todos, absolutamente todos, felices del reencuentro, sintiéndose protagonistas de un momento muy importante en la historia de la escuela.

Y así se llegó al momento esperado, Victor Heredia subió al escenario, los chicos del centro nos recordaron por qué estábamos allí y comenzó un ida y vuelta entre uno que sabe mucho de dignidad, de reponerse de los golpes recibidos, y de no aflojar, y muchos que siguen demostrando día a día que saben bastante de lo mismo.

Victor nos habló de lo que significaba para él estar en una escuela donde los alumnos demostraban que se podía seguir peleando por una sociead más justa, y nos demostró con un recital impresionante que sus palabras no eran simplemente una forma de agradar al público.

TODAVÍA PEDIMOS…y vaya si pedimos, desde el escenario se reclamó por parte de los ex alumnos, del centro y de la asociación cooperadora el compromiso de todos con la escuela, la aparición de los responsables de los atentados y sobre todo se pidió que nadie tuviera dudas de que el normal seguía de pie.

Otros pedían hamburguesas, gaseosas, choripanes y había que ver con que insistencia, para deleite de los cajeros y desesperación de los que a cuatro manos trataban de complacerlos.

Así, ya entrados en el día viernes, se le entregó una placa a Victor Heredia, se lo nombró “alumno honorario del normal” y comenzó la desconcentración (no de todos), una gran parte siguió desarmando lo que habían armado diez horas antes, con un gran cansancio, pero con una sonrisa que reflejaba claramente el éxito del festival, contando lo que cada uno se llevaba de esa histórica jornada, imaginando futuros festivales, y en el fondo, sabiendo que se había logrado dejar bien en claro que no era simplemente una consigna, que realmente…EL NORMAL DE BANFIELD SIGUE DE PIE.

PD: Si te lo perdiste, lo lamentamos mucho por vos, nosotros lo disfrutamos enormemente, y te invitamos a sumarte a alguna de las tres patas que lo hicieron posible…

CENTRO DE ESTUDIANTES DEL ENSAM: ceensam@gmail.com

ASOCIACIÓN DE EX ALUMNOS DEL ENAM: asoexalumnosenam@googlegroups.com
ASOCIACIÓN COOPERADORA DEL NORMAL: coopensam@ciudad.com.ar

Agradecemos a Julieta Kraft, Laura Pazos y Lilian Savino, por las fotos que acompañan esta nota, y les pedimos a aquellos que puedan aportar más fotos que nos las acerquen a la casilla de correo de la cooperadora, así podemos seguir con el tema de Herdia...todavía soñamos, todavía esperamos.

EL NORMAL SIGUE DE PIE